Junto a Vaticano y Jerusalén, la Catedral de Colonia es uno de los lugares de peregrinación que más católicos reciben. Éstos viajan hasta allí con la intención de visitar el sarcófago instalado detrás del altar mayor que contiene una de las reliquias más veneradas entre los creyentes: los que se suponen que son los restos de los Reyes Magos.

El hecho de que se encuentre en la Catedral de Colonia se debe a la conquista del norte de Italia, durante la segunda mitad del siglo XII, llevada a cabo por Federico I de Hohenstaufen, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

Barbarroja (sobrenombre por el que era conocido el emperador) expolió la ciudad de Milán, llevándose consigo todo aquello que consideró que tenía un gran valor.

Entre lo que se apropió se encontraban las reliquias de los Reyes Magos, las cuales habían llegado a Milán en el siglo IV llevadas desde Constantinopla por Eustorgio (religioso cristiano que tras su muerte fue canonizado).

El emperador decidió regalar dichas reliquias a Reinaldo de Dassel, el hombre al que Barbarroja había nombrado canciller jefe de Italia y que además ejercía como arzobispo de Colonia, por lo que éste vio la posibilidad de levantar un nuevo templo religioso en esta importante población situada al Oeste de Alemania.

Aunque las reliquias llegaron a Colonia en el año 1164, no fue hasta mediados del siglo XIII (1248) cuando comenzaría a levantarse la catedral y ésta no sería terminada hasta 1880. Tras el altar mayor se colocó una monumental arqueta gótica en las que se encuentran los restos que son visitados por cientos de miles de personas que peregrinan hasta allí.