- En sus 50 años, la URP se ha sometido a diversas normas que regulan la educación superior peruana. ¿Hoy en qué etapa estamos?
Estamos en una época en la que ha variado el modelo universitario (...) Ahora, con la Ley 30220, estamos en una situación en que se ha creado la Sunedu (Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria) que tiene una naturaleza de fiscalización, supervisión y autorización para el funcionamiento de las universidades. No reúne a las universidades, sino es un órgano suprauniversitario totalmente desligado de las universidades y tiene esa finalidad: autorizar, fiscalizar y castigar, naturalmente.
- Y ahora que entre la ASUP y la Sunedu hay mayor diálogo, ¿ya respaldan sus funciones?
En nuestra opinión, la Sunedu debe quedarse con la autorización y la supervisión.
- ¿No el “castigo”?
El castigo debe ser lo último que se emplee. Si el castigo está en primer lugar frente a cualquier error o deficiencia, no sería bueno en un país que tiene las libertades dentro de su organización jurídica. Las organizaciones prosperan en tanto no estén controladas. Los controles no llevan nunca a un buen desarrollo porque parametran e inducen un camino a seguir.
- ¿Libertades hasta qué punto? Los defensores de este “control”, como usted lo llama, hablan más bien de regularización y reordenamiento de un caótico sistema universitario.
La motivación de (crear) la Sunedu era que, desde los ojos del legislador, había un problema universitario que se escapó del control del Estado. Entonces, quieren reordenar, poner una horma a todo y allí puede tener una explicación...
- En los ojos del legislador. Y ustedes, ¿consideran que se necesita reordenar el sistema?
La discrepancia es la forma de hacerlo. Nosotros, y particularmente quien habla, consideramos que este reordenamiento pudo hacerse sin crear un órgano como la Sunedu, sobre la base de la acreditación. (Una universidad) autorizada por la Sunedu debería pasar a manos de la acreditación (Sineace). Esta última debería decidir si sigue o no. Por eso se ha reorganizado la acreditación. No podía haber dos órganos haciendo lo mismo, con competencia común.
- Son distintas competencias: la Sunedu ve condiciones básicas y el Sineace, acreditación.
Así es, pero en el fondo se estaría superponiendo porque el seguimiento lo debe hacer la acreditación, nadie más.
- ¿Qué funciones cree que la Sunedu no debería tener?
El segundo control. Yo no digo que haya carta abierta para que todo el mundo haga lo que quiera. Siempre ha habido órganos para corregir eso (...) En estos 50 años han existido tres legislaciones y cada una cumplió su objetivo dentro de la coyuntura. La Sunedu hace su parte, porque cumple con la ley y, mientras exista, así será. Por eso se ha propuesto cambios a la Ley Universitaria.
- ¿Y cree que estos cambios siguen siendo necesarios?
Ahora, el mismo presidente (Martín Vizcarra) los está promoviendo, aunque no tenemos detalles de cuáles serán. Pero con honestidad digo que la ley es muy ideal, está para otra realidad, no para la peruana. Su aplicación tiene muchos tropiezos.
- Pero sus defensores destacan que ya se han denegado los licenciamientos. ¿Cree necesario cerrar universidades?
(...) Toda organización y todo nivel de libertades tienen sus riesgos. Debo decir, por ejemplo, que con esta ley no se resolverán los problemas de las universidades, ni se promoverá su desarrollo. Para mí, el modelo continúa: cada universidad ve cómo sobrevive y cómo se desarrolla... cuando, en realidad, debería haber un proyecto o programa nacional de formación universitaria. ¿Qué consideraría eso? Un verdadero ordenamiento y una renovación de políticas.
- ¿Pero está de acuerdo con los cierres y la denegación de licencia dada por la Sunedu?
Es la responsable y mide con la ley. Si las entidades que funcionan con el nombre de “universidad” no cumplen con los requisitos de la ley, no hay más alternativa. Se hace dentro de un sistema legal. Entonces no podemos decir que está mal. Lo que estaría mal es que haya abuso y de eso no hay denuncias. La Sunedu ha entrado a una etapa difícil, pero que es el objetivo central de la Ley 30220. Esta ley está hecha para cerrar universidades.
- ¿Y respalda ese objetivo?
Si la ley está, pues tiene que cumplirse. Mis cuestionamientos son a la ley, no a sus derivaciones. Yo digo: “Hay que modificar la ley”, y eso no es para apañar para que todo esté mal. Eso no es verdad. (...) ¿A Harvard le recortan sus libertades? No. Ni en lo mínimo, porque sin libertad no avanza el conocimiento. Pero los excesos tienen que ser indudablemente corregidos y siempre existen los órganos llamados a hacerlo. (...) En lo que ya se ha avanzado en el mundo es que hay un órgano que reúne a las universidades.
- Se refiere a la ANR.
Claro, acá la llamaron Asamblea Nacional de Rectores (ANR). Ahora el Perú no tiene representación. Lo ideal sería que, al cambiar la ley, y si continúa la Sunedu, se cree la Conferencia de Rectores, sin que le tengan miedo porque sus atribuciones serían académicas, sin injerencia administrativa.
- ¿Qué cambios proponen a la Ley Universitaria?
Planteamos que los representantes de universidades privadas y nacionales sean elegidos por comunidades universitarias. Pueden ser rectores u otras fórmulas. También que el superintendente sea elegido entre los miembros. Esto no es agravio. El superintendente es un funcionario público que pertenece de alguna manera al ámbito del Poder Ejecutivo y que tiene algunas derivaciones que, en otros estados más avanzados, ya evitan.
- ¿Qué opina de incorporar al consejo directivo de la Sunedu un representante de la universidad privada y de Confiep?
Eso ya se debatió inicialmente. Siempre hay pros y contras, nunca se puede decir que esta es la panacea. A uno lo ubican en un sitio donde dar una opinión no es transformar la realidad. Quien modifica la ley es el Congreso (...) Confiep no podría ingresar como representante de universidades, sino de los empleadores.
- ¿Cree que puede aportar?
No hay necesidad de que sean miembros porque para eso existen las coordinaciones.
- El Gobierno presentaría el proyecto en la siguiente legislatura y ha señalado que va a cambiar, pero para “mejorar”.
-Eso habría que ver, qué va a mejorar. (...) Personalmente, no me entusiasma el anuncio de la modificación porque me genera una pregunta: ¿es para bien o para mal? ¿Para mejorar o empeorar?
Creditos | La republica
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